sábado, 30 de abril de 2016

Comunicado del Primero de Mayo de 2016 • Día Internacional del Trabajo • HOAC y JOC.


«Juan, tras 20 años en la misma empresa, se encuentra en el paro con 48 años y pronto dejará de percibir la prestación. Eloísa, su mujer, ha conseguido ir a limpiar por horas sueltas, sin contrato, a la vez que atiende a su madre enferma. David, el hijo mayor, ha dejado la universidad al recortarle la beca. Ana, la segunda hija, está pendiente del móvil por si la llaman para cubrir alguna baja. Y Tamara, la tercera hija, estudia 3º ESO y falta bastante a clase para cuidar de su sobrina de 2 años».
Como Juan, Eloísa, David, Ana… hay en nuestro país 4.094.770 personas paradas, y 1.556.600 familias tienen a todos sus miembros en paro. Además:
■ El 12,6% de los trabajadores en España son pobres (su salario no les permite salir de la pobreza).
 608 trabajadores fallecieron en 2015 víctimas de accidentes laborales, dos muertes al día.
■ Si miramos al mundo, 21 millones de personas son víctimas de trabajo forzoso(según la OIT).
■ La desigualdad sigue creciendo. El 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el otro 99%. En España, las 20 personas más ricas disponen de tanto dinero como los 14 millones de personas más pobres.
De nuevo este 1º de mayoDía Internacional del Trabajo, la HOAC y la JOC, movimientos de Acción Católica especializada en el mundo obrero y del trabajo, no permanecemos indiferentes y denunciamos esta situación inadmisible.
El trabajo ha pasado de ser un bien para la vida a ser un instrumento para la producción, con mayor crudeza en estos últimos años. El trabajo se ha degradado de tal manera que es difícil reconocerlo. Muchos trabajadores y trabajadoras están sufriendo una gran precariedad. Muchos de ellos no pueden optar al tipo de trabajo para el que se han formado ni participar en la decisión de sus condiciones laborales, el horario, el sueldo, la duración del contrato, el tipo de jornada, etc. Esta precarización del trabajo que estamos padeciendo supone también la degradación de la empresa y de la economía, por lo que estamos llamados a repensar el sentido y la función que realmente deben tener para que sirvan al bien común.
Ante la situación de insolidaridad estructural que se vive en todo el mundo respecto a los trabajadores y trabajadoras, y más si cabe respecto a jóvenes que quieren y no pueden trabajar, la persona debe ser y estar en el centro de la actividad económica, de la política, de las relaciones laborales, del trabajo.
Es necesario repensar el sentido del trabajo, la economía y la empresa, devaluado en nuestra sociedad. Para ello tenemos que exigir a los políticos, gobernantes y poderes económicos unos derechos que son básicos y fundamentales y que deben promoverse siempre, y que a menudo no son respetados:
 El derecho al trabajo, a una justa remuneración, a unas condiciones dignas con horarios y condiciones que permitan el adecuado desarrollo de la vida personal, familiar y social.
■ El derecho a un ambiente de trabajo saludable que no atente contra la integridad física ni psíquica, y que permita el desarrollo de la propia personalidad en el trabajo.
■ El derecho a prestaciones sociales, y al descanso.
■ El derecho de reunión y de asociación, a la negociación colectiva y a la huelga, y a la participación en la organización del trabajo.
Afirmamos que el trabajo es esencial para la vida de las personas porque ayuda a construir nuestra humanidad. A través de él potenciamos, desarrollamos y expandimos nuestras capacidades y cualidades, y podemos aportar lo mejor de nosotros para la construcción de la sociedad en la que vivimos. El trabajo está «en función del hombre» y no el hombre «en función del trabajo» (Juan Pablo II, Laborem exercens 6).
Ante esto, nos sentimos llamados y llamadas, e invitamos a toda la sociedad a:
 Romper la actual lógica de pensar y organizar el trabajo, poniendo en el centro a la persona y no la economía y los intereses de unos pocos.
 Plantear el sentido y el valor del trabajo más allá del empleo: distribuir de manera justa y digna el empleo y reconocer socialmente todos los trabajos de cuidados necesarios para la vida humana.
■ Establecer unos ingresos mínimos suficientes para cubrir las necesidades básicas de todas las personas y familias por el hecho de serlo.
■ Articular de forma humanizadora el trabajo y el descanso.
■ Luchar por condiciones dignas de empleo: sin la lucha por la afirmación de los derechos de las personas en el empleo no es posible humanizar el trabajo.
■ Denunciar que actualmente el capital no tiene fronteras (especialmente con el TTIP), mientras que las personas sí las tenemos, lo cual crea una mayor injusticia social.
■ Repensar el modelo económico y productivo, para que sea respetuoso con la vida y que permita la de generaciones futuras.
Como creyentes en Jesús de Nazaret, quienes integramos la JOC y la HOAC animamos a todas las personas a denunciar las situaciones injustas que se padecen en el mundo obrero y del trabajo, y a promover el derecho a tener un trabajo decente que no niegue la dignidad de los trabajadores y trabajadoras, ya que el trabajo es para la vida.
Os invitamos a celebrar este 1º de mayo, participando en los actos que se convoquen para denunciar esta forma de entender el trabajo, y defendiendo que éste sea un bien de la persona y de la sociedad al servicio de la vida.

jueves, 28 de abril de 2016

COMUNICADO DE LA HOAC DE CIUDAD REAL EN EL DÍA DE LA SALUD Y SEGURIDAD EN EL TRABAJO

TRABAJO DIGNO PARA UNA SOCIEDAD DECENTE
Un año más la HOAC y la Pastoral Obrera de Ciudad Real celebramos esta jornada del 28 de abril, que está declarada como Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo.
Año tras año contemplamos casi impasibles los datos escalofriantes de siniestralidad en nuestro país y en el mundo. En el mundo cada 15 segundos un trabajador muere a causa de accidentes o enfermedad relacionada con el trabajo. El coste de esta lacra supera el 4% del PIB global. En España, según el Ministerio de Trabajo, en 2015 murieron 608 trabajadores y trabajadoras en accidentes laborales, 28 más que en 2014. Esta cifra habría que multiplicarla por 15 si tenemos en cuenta las muertes por enfermedades relacionadas con el trabajo. En Castilla-La Mancha, se produjeron 28 muertes, convirtiéndose en la segunda región con mayor tasa de incidencia de accidentes laborales. Desde el 2012, con la crisis y las sucesivas reformas laborales, la siniestralidad está repuntando, malogrando los significativos avances que se estaban consiguiendo tras la entrada en vigor hace 25 años de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales.
Mientras, se impone la precarización en el empleo y se rebajan las condiciones de seguridad, que se justifican como recetas imprescindibles para superar la crisis y ganar en competitividad. Al mismo tiempo, las grandes fortunas y las multinacionales se enriquecen y eluden sus obligaciones fiscales hasta niveles impensables y escandalosos.
Pero llama la atención el clamoroso silencio social reinante ante esta trágica realidad: en las instituciones, en los grandes medios de comunicación, en las fuerzas políticas mayoritarias, entre buena parte de la ciudadanía, etc. No es normal que los trabajadores y las trabajadoras expongan su vida y su salud en el trabajo. Tampoco es una fatalidad inevitable. Esta realidad tiene causas bien concretas y evitables: el modelo económico y productivo vigente, el incumplimiento de la normativa legal, la debilidad de las inspecciones de trabajo, la escasa cultura de prevención, el pretexto de la crisis, la falta de conciencia de los propios trabajadores y el miedo a perder el empleo… Hemos normalizado esta tragedia y necesitamos reaccionar. La indiferencia social ante esta terrible situación es parte del problema.
El Papa Francisco dice: “Esa economía mata”. “Hay que formar en un nuevo humanismo del trabajo, en el que la economía sirva al hombre, y no se sirva del hombre”. “Vivimos en un tiempo en el que la explotación de los trabajadores y el trabajo no está al servicio de la dignidad de la persona”.
Todas estas son razones para que, la HOAC junto con otros grupos de Iglesia y otras organizaciones obreras y sociales que trabajan por la justicia y la dignidad de la persona, volvamos a aclamar con rotundidad que: No hay sociedad decente sin trabajo digno. Trabajo digno para una sociedad decente.
¡Ni un muerto más por el trabajo! El trabajo es para la vida.
                                  
Ciudad Real, 28 de abril de 2016, día de la salud y seguridad en el trabajo.