martes, 7 de mayo de 2013

DIA DE LA HOAC 2013 (12-05-2013)





Día de la HOAC 2013: 11-12 de Mayo

Parroquia de San Juan Bautista (C.Real)
y Ermita de la Virgen del Rosario (Luciana)

Bajo el lema: ANTE UNA DEMOCRACIA ROTA, OTRA
POLÍTICA ES POSIBLE DESDE LA COMUNIÓN; intentaremos
compartir experiencias testimonios, reflexiones, datos… en
un marco comunitario y de celebración.
11/Mayo: 19:30: Eucaristía Iglesia de Las Dominicas
12/Mayo: 10:30: Acogida en Luciana.
11:00 Presentación del Día y asistentes.
11:15 Teatro foro.
14:00 Comida compartida, tiempo libre, paseo.
17:30 Presentación de alternativas a la política actual.

DIA DE LA HOAC 2013


Día de la HOAC 2013 : 
“Otra Política es posible desde la Comunión
Para la Hermandad Obrera de Acción Católica el Día de la HOAC es una celebración anual en la que queremos compartir con la ciudadanía y con la comunidad eclesial la realidad actual del mundo obrero y del trabajo. Este año lo hacemos bajo el lema: Ante una democracia rota, otra política es posible desde la comunión.
La realidad que vivimos no deja duda. La manera en cómo organizamos nuestra vida social no tiene al ser humano como centro de la misma. La consecuencia es evidente: los hombres y las mujeres del mundo del trabajo, especialmente las personas y las familias más débiles y excluidas, son las víctimas. El no reconocimiento de sus derechos sociales y su empobrecimiento son un fracaso de la política y una negación práctica de Dios. Nuestra sociedad se hace injusta e indecente, se deshumaniza.
Desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia queremos discernir qué está ocurriendo con la vida social y la acción política que, lejos de responder a las necesidades de toda la persona y de todas las personas, las está empobreciendo y deshumanizando. Y, en concreto, queremos reflexionar sobre si nuestro sistema político está contribuyendo a una vida social a la altura del ser humano. Además, queremos anunciar que desde el Evangelio sí es posible construir otra vida social y otra política que haga posible que la persona sea lo primero. Eso supone orientar nuestras vidas, personal y socialmente, y la actividad política desde las necesidades de los empobrecidos, desde la comunión.
Para salir de la situación actual en que nos encontramos, necesitamos que la política esté orientada por la comunión, es decir, la fraternidad debe presidir toda la construcción de la vida social: familia, empresa, finanzas, política, acción sindical…
En este sentido, una vida social donde se materialice e institucionalice esa orientación requiere: Promover una democracia plena y participativa que nos ayude a construir un proyecto de convivencia en y desde la fraternidad.
Construir la vida social mediante un nuevo modelo de desarrollo y de economía basada en la comunión. Para construir este nuevo modelo de desarrollo y de economía “es fundamental e imprescindible, además, la estructuración ética de los mercados monetarios, financieros y comerciales; estos han de ser estabilizados y mejor coordinados y controlados, de modo que no se cause daño a los pobres”. (Mensaje de Benedicto XVI, 46º Jornada Mundial de la Paz. 1 de enero de 2013).
Defender el trabajo decente como camino de transformación social. “…A este bien corresponde un deber y un derecho que exigen nuevas y valientes políticas de trabajo para todos.”(Idem.)
 Una comunidad política al servicio del bien común y un Estado como garante  de la prioridad de la persona y de todos sus derechos.
 Una vertebración y organización de la sociedad civil, en la que las organizaciones políticas, sindicales y sociales deben jugar un papel fundamental.
LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA HOAC

jueves, 2 de mayo de 2013

Comunicado de la JOC y la HOAC en el 1º de Mayo




El 1º de mayo ha sido históricamente un símbolo de la lucha del movimiento obrero por afirmar la dignidad de la persona en el trabajo. Las reivindicaciones del 1º de mayo se plantean en España, en un escenario con datos tan sangrantes como una cifra que supera los 6 millones de personas desempleadas, y una tasa de paro que entre los jóvenes se sitúa en torno al 55%. Más de 1,8 millones de hogares tienen a todos sus miembros en paro, la edad de jubilación se ha prolongado más allá de los 65 años, se está produciendo una media de 115 desahucios al día, personas jubiladas estafadas por las preferentes...
Este 1º de mayo está muy marcado por la última Reforma laboral aprobada en febrero de 2012. La mercantilización del trabajo y las políticas que se vienen practicando, están quebrando el Estado de Bienestar, devaluando el Sector Público y recortando en servicios y prestaciones. Están profundizando la desigualdad estructural que sufre el mundo obrero y del trabajo, continúan debilitando las relaciones laborales sin garantizar la seguridad de una vida digna para las personas, y están aumentando la vulnerabilidad que sufren las mujeres y los hombres del trabajo, especialmente sus sectores más débiles.
Estas duras realidades están ocasionando terribles costes humanos: Miles de familias que viven con ansiedad e incertidumbre, afectadas en sus relaciones por situaciones de tensión, angustia, estrés, depresión. Una juventud que se siente sin futuro, y que está emigrando fuera del país afectada por el desempleo de larga duración y por la incapacidad de lograr independencia económica debido a la inestabilidad laboral y los bajos salarios. Familias a las que les son arrebatadas sus viviendas porque ya no pueden pagar las hipotecas. Trabajadores de otros lugares que deben volver a sus países de origen por falta de salidas laborales y perspectiva de futuro... Así lo constatamos desde las situaciones vitales de precariedad de nuestros militantes y las personas con las que entramos en contacto a través de nuestro trabajo y compromisos.
Cada día es más evidente que todo esto que nos está sucediendo es algo mucho más profundo que una crisis económica. Es todo el entramado institucional el que ha perdido toda credibilidad. Todo ha quedado como barrido por un tsunami de inmoralidad, por una profunda quiebra moral y ética, a la que no se ha prestado mucha atención hasta que mayoritariamente nos ha tocado el bolsillo, lo que es significativo para evaluar el problema que tenemos.
Nos enfrentamos a una crisis de humanidad, que afecta a la persona y a las relaciones sociales e institucionales, y que se materializa en las respuestas mercantilistas y no humanas que estamos dando a los grandes problemas que tenemos.
La sola recuperación de la economía no será suficiente para hacer efectivo el derecho al trabajo; más bien, lo que se está produciendo es una recuperación económica contra el trabajo, un empobrecimiento de la sociedad, el desarrollo de procesos de bajo costo en las relaciones de producción y consumo. El trabajo como derecho, en los términos y formas en que lo hemos conocido, no volverá, aun en el caso de que se produzca una recuperación económica.
Ya Juan Pablo II nos advertía en "Laborem Exercens" de la necesidad de la defensa de la dignidad del trabajo y su centralidad. Hoy este mensaje tiene una vigencia plena: "El trabajo humano es una clave, quizá la clave esencial, de toda la cuestión social". "Los pobres (...) aparecen en muchos casos como resultado de la violación de la dignidad del trabajo humano: bien sea porque se limitan las posibilidades del trabajo –es decir por la plaga del desempleo–, bien porque se desprecia el trabajo y los derechos que fluyen del mismo».
Se ha construido la economía de espaldas al trabajo y a las necesidades de las personas. Con los actuales niveles de desempleo, las personas nos vemos presionadas a trabajar bajo condiciones precarias, inseguras y con salarios indecentes. Y de la precariedad a la exclusión hay un margen muy pequeño.
Como movimientos cristianos en el mundo obrero y del trabajo, consideramos que a pesar de la situación caótica en la que nos encontramos, también se desarrolla el Plan de Dios. El Reino de Dios ya está en nosotros y entre nosotros: tenemos que vivir el Reino. O dicho de otro modo: para salir de la crisis en que nos encontramos, el camino consiste en vivir como ciudadanos del Reino de Dios.
Esto conlleva establecer relaciones de Comunión guiadas por la vivencia del Mandamiento Nuevo: un amor al prójimo que se fundamenta en el Amor de Dios (podemos amar porque Él nos amó primero). Vivir la comunión es la expresión del Reino de Dios en nuestras actividades cotidianas: Empresas, familias, Bancos, políticos y políticas, sindicatos, iniciativas de todo tipo..., que busquen comunión y que la construyan.
La comunión nos exige una transformación radical de nuestros modos de sentir, pensar y actuar. Esto es lo que necesitamos personalmente, como movimientos, en nuestra Iglesia y en nuestra sociedad.
Y para construir una sociedad humana es ineludible luchar por el derecho al trabajo y un trabajo decente, tal y como lo ha definido Benedicto XVI en Caritas in veritate.
La crisis nos llama no a salir de ella para volver a lo que teníamos, sino a construir un futuro nuevo, un mundo más justo y fraterno, un mundo que nos permita vivir como ciudadanos y ciudadanas del Reino de Dios.