viernes, 9 de octubre de 2009

Fondo Diocesano de Solidaridad


En los meses pasados, nació en nuestra Diócesis una Comisión Diocesana con tres líneas bien definidas de actuación. La primera de ellas trata de buscar los cauces adecuados para concienciar, en el seno de la comunidad cristiana, de la necesidad de dar respuestas reales desde el Evangelio a la situación que muchas familias están viviendo y de profundizar en las situaciones de necesidad. La segunda línea de actuación trata de reflexionar y profundizar en lo que la crisis está provocando. No sólo eso, sino también buscar las causas que están provocando que ésta se agrave y que esté afectado a un gran número de personas y familias. En tercer lugar, encontrar soluciones concretas de ayuda a todas las personas que se acerquen a nuestras comunidades parroquiales solicitando ayuda. La escasez de recursos en la Iglesia y, también, la profundidad de los problemas hacen que no se puedan encontrar soluciones mágicas y rápidas de ayuda. Sin embargo, sí que podemos ser signo del Reino de Dios. Desde estos presupuestos se nos pide el 10% del suelo de un mes para que no sólo seamos solidarios con los labios y el corazón sino también con acciones concretas.Haz tu aportación en:
Caja Rural 3062 - 0082 - 11 - 2264858628


¿POR QUÉ ESE AFÁN DE AYUDAR CON COMIDA Y ROPA?Desde que comenzó la actual crisis económica, muchas han sido las iniciativas que se han llevado a cabo para paliar sus consecuencias, sobre todo en la esfera macroeconómica y financiera. Otras respuestas se están llevando a cabo desde las distintas administraciones públicas, con los cuestionados planes de desarrollo. Sin embargo, estas respuestas llegan con dificultad a la esfera familiar, que es al final, el lugar donde se vive la experiencia más amarga de la crisis, y también es el lugar donde surgen las más cercanas y entrañables respuestas para paliarla.Cuando se habla con alguna madre en Cáritas se escuchan frases como ésta: "mi hijo no entiende que no le pueda comprar unas zapatillas nuevas". "Estoy teniendo problemas para que mi hija adolescente entienda que no le puedo dar dinero para salir como antes, cuando su padre tenía trabajo" Para las familias que han estado acostumbradas a vivir en la abundancia, la falta de recursos económicos está afectando directamente en las relaciones personales, sobre todo si se prolonga en el tiempo. Poder ayudar a las familias dedicando tiempo para la escucha, orientando en formas de actuar para afrontar adecuadamente sus problemas es tarea de educadores, psicólogos o bien sencillamente de grupos de padres que se planteen compartir y plantear nuevas alternativas. Por eso, es importante no quedarnos sólo con la pena de "no tienen para comer".Las familias siguen teniendo las mismas necesidades que antes de la crisis, bastantes de éstas van apareciendo por primera vez por los servicios sociales y por Cáritas, si no les da vergüenza. Nadie mejor que las propias familias saben cómo organizarse y responder a su vida diaria; por tanto habrá que escuchar más y huir de respuestas estandarizadas. A veces, se reduce más la angustia cuando saben que pueden pagar el recibo de la luz, que llevarse una bolsa con comida; que por cierto quita hasta la autonomía de decidir si en vez de lentejas pueden tomar una ensalada de tomate.¿Tú comerías en un comedor social?Desde que comenzó la crisis, los medios de comunicación no han dejado de preguntar ¿Cuántos comedores tienen o si se van a abrir? Desde Cáritas Ciudad Real sólo vemos estos recursos para personas que van de paso o para las campañas agrícolas de temporada.Curiosamente cuando preguntas: "¿Tú irías a comer con tu familia a un comedor social?" todos responden: "Sería lo último, me parece que perdería mi dignidad, sería una vergüenza…" ¿Por qué pedimos para los demás lo que no queremos para nosotros?Cáritas, en su respuesta, hace un esfuerzo porque la familia responda a sus necesidades básicas en el hogar, sobre todo las que residen en nuestras localidades. Desde Cáritas, creemos en el valor de la familia. En España y, actualmente, con mayor intensidad en las zonas rurales, éste sigue siendo el colchón natural y primero que acoge, ayuda y mantiene a sus miembros en tiempos de crisis.Por otro lado, la ropa es un recurso bueno, supone mucho trabajo para las voluntarias que los atienden, pero ha de tener una valoración adecuada tanto por quienes la donan como por quien la recibe. Por ejemplo, en algunas localidades, como Tomelloso y Daimiel, Cáritas tiene organizado un sencillo proyecto de reciclaje donde la ropa previamente se selecciona, se lava, se arregla y se ordena; para posteriormente poder ser adquirida por un precio simbólico. De esta manera las personas adquieren las prendas que realmente precisan. Entre todos es posibleEs necesario urgir, más que nunca, hacia la participación social y la conciencia ciudadana. Sólo se podrá apoyar a las personas en paro o en exclusión si los que tienen trabajo y bienes siguen aportando al bienestar social desde los impuestos. Aunque cuando se habla de este tema rápidamente surge la protesta de todos y entre los políticos no es muy aplaudido, porque subir los impuestos es poco rentable desde el punto de vista electoral. Cáritas Española, en sus orientaciones para afrontar la crisis, sabe y le ha dicho al gobierno, que las prestaciones dependen de la aportación de cada ciudadano y eso se hace vía impuestos. Otra cosa en que dichos impuestos se apliquen en gran parte para paliar esta crisis y que las soluciones pasen por la generación de empleo estable. Porque qué pasará cuando acabemos de arreglar las aceras de nuestras ciudades, con el Plan Eñe.Recuperemos el sentido común y pongámonos en el lugar del otro: La participación social no nace de juzgar situaciones que no vivimos, sino de que cada ciudadano tenga información, razone y huya de respuestas simplistas, se implique en las instituciones sociales que nos hemos dado a nosotros mismos, como asociaciones de vecinos, AMPAS, consejos de bienestar social, páginas web donde los ayuntamientos piden opinión, movilización de los sindicatos para todos. Es el tiempo de crear nuevas respuestas para estos momentos huyendo del individualismo que mantiene a pobres, y no tan pobres aletargados, mientras otros deciden por nosotros.Y mientras la sociedad despierta del letargo que nos ha producido el estado de bienestar -solo para algunos-, las distintas iniciativas de la solidaridad tiene rostro; son muchos los hombres y mujeres los que desde el compartir silencioso que hace vida -que no sepa tu mano izquierda lo que hace la derecha- se disponen a ayudar a los demás. Una sociedad con valores, es una sociedad con futuro.La Iglesia Diocesana, con su Obispo a la cabeza, invitó el pasado 21 de junio, a todos los cristianos a compartir el 10% de un sueldo para afrontar la crisis. Detrás de esto no solo hay una necesidad económica, sino una invitación a vivir de manera austera y ser signo evangélico en estos momentos. Una colaboración que está nutriendo el Fondo Diocesano de Solidaridad, no para solucionar los problemas sociales y de empleo en la Diócesis, sino para ser un signo que haga que cada comunidad parroquial crezca en Caridad. Es la prueba del algodón a la que nos urge Benedicto XVI en su última encíclica: "La caridad en la verdad". Es una nueva llamada de la Iglesia a compartir una mirada acogedora y de denuncia, ya que detrás de cada persona por deteriorada que la veamos siempre hay un ser humano que siente, con capacidades para afrontar su vida, con ilusiones por descubrir, con capacidad de aprender, con experiencia para compartir.Efectivamente, "nos preocupa justamente la complejidad y gravedad de la situación económica actual, pero hemos de asumir con realismo, confianza y esperanza las nuevas responsabilidades que nos reclama la situación de un mundo que necesita una rotunda renovación cultural y el redescubrimiento de valores de fondo sobre los cuales construir un futuro mejor. La crisis nos obliga a revisar nuestro camino, a darnos nuevas reglas y a encontrar nuevas normas de compromiso, a apoyarnos en las experiencias positivas y a rechazar las negativas. De este modo, la crisis se convierte en ocasión de discernir y proyectar de un modo nuevo" (Caritas in Veritate, 21)La mejor manera de hacer vida la denuncia de las injusticias es no creer ni dejarnos llevar por los estereotipos, los prejuicios y los miedos, y, por eso, cambiemos de estilo de vida. Una vida austera que ayudará a que nuestros hijos descubran otros valores, porque una sociedad con valores, es una sociedad con futuro. Ángel Ruiz Moyano